Y no es que me haya dado por ponerme místico con esto de los
“cochecitos”, no. Hablo más bien de un nuevo intento de recuperar aquel niño
que fuimos. Construir de nuevo pequeños juguetes, modelos para “jugar a las
chapas” como lo hacíamos al principio, allá por los 70, con nada más que
cartulina, tijeras, pegamento, plastilina, un par de bolígrafos BIC, y lápices
de color. Eso sí, echándole una buena dosis de percepción e imaginación.
Precisamente huir de la perfección, sacrificar la imitación exacta de la
realidad por entregarse a la sensibilidad hacia la belleza de un coche.
Sacrificar la escala exacta por la escala que más convenga al juego. Adelantar
el alerón trasero para dejar una buena superficie sobre la que golpear con el
dedo para imprimir el impulso adecuado. Pintar una media rueda en los costados
con el bolígrafo imaginando que la otra media existiese. No evitar las aristas
en las juntas, pues ponen de manifiesto las limitaciones de la cartulina, que
es un hermoso material. Exagerar la anchura o el tamaño de las aletas hasta lo
imposible para ganar fiereza de aspecto. En definitiva interpretar las formas
que nos parecen bellas y realizar un modelo más “orgánico”.
Hoy voy a volver a intentarlo, volver a montar con el mismo
espíritu, de forma sencilla pero sentida. Espero poder alcanzar de nuevo esa
curiosa sensibilidad de tiempos atrás y olvidarme del realismo, que para eso ya
hay verdaderos profesionales y excelentes reproducciones en plástico.
Lo intentaré con un coche que no es de competición, pero que
conozco muy bien, ya que es mi propio coche: un Peugeot 806.


Cuando termino corto los laterales y junto uno con otro para
igualarlos con la tijera. Luego los coloco sobre la cartulina enfrentando los
techos. Los separo hasta decidir el ancho del techo. Con el lápiz perfilo los
laterales sobre la cartulina en esa posición y los retiro. Ahora tengo que
desarrollar la pieza múltiple que conformará la parte superior de la
carrocería. Decido el ancho del capó y del maletero. Uniendo el techo con el
capó o con el maletero se rebelará por sí sola la inclinación de los
parabrisas. Dibujo todo con el lápiz y después lo perfilo a boli. Tengo que
tener presente que algunas partes han de ser más largas que su simple
proyección en el plano, por que si no al doblarlas se quedarán cortas. Calculo
a ojo trazando curvas respecto a los ejes por donde doblan, a modo de compás.
Después viene el chasis. Parto de las anteriores piezas para
diseñarlo, aunque decido curvarlo hasta hacerlo más estrecho en el morro y en
la trasera. Una vez cortado preparo un travesaño central para dar rigidez a la
maqueta. Lo pego con abundante pegamento y espero a que seque. El pegamento
Imedio era bastante rápido, pero ahora me he pasado al UHU hart, que me parece
mejor incluso.
Una vez seco utilizo plastilina para rellenar el coche y que
gane peso para que tenga inercia. Me sirve también para soportar los laterales
cuando los pego y los dejo secar.
Una vez seco monto la parte superior. Es una labor delicada.
Primero lo doblo y lo curvo lo necesario y pruebo su encaje una y otra vez
corrigiendo. Cuando lo tengo claro procedo a pegarlo con mucho cuidado
intentando no manchar la parte externa. Sólo me queda una pieza del parachoques
delantero, que corto, decoro y pego. ¡Y
ya está! Sólo queda una manita de pintura con lápiz de color azul, como mi 806.
Pinto haciendo garabatos sobre la carrocería. Los cristales los repaso con un
lápiz verde y los focos con amarillo y rojo.
Buscando en la web fotos para realizar la maqueta me he
quedado sorprendido al comprobar que mi queridísimo monovolumen Peugeot 806 que
nos ha transportado a mí y a mi pareja a lugares inhóspitos y nos ha
proporcionado tan buenos momentos, también ha sido utilizado en competición y
nada menos que en ¡resistencia!.
Poco faltó para que no dejasen participar a
semejante engendro en las 24 Horas de Spa-Francorchamps de 1995. Algunos
alegaban que su altura e inercias la convertían en un peligro para los demás,
pero tuvieron que callarse cuando los tres pilotos belgas, Eric Bachelart /
Philip Verellen / Pascal Witmeur consiguieron colarse en el puesto12º en
parrilla y tercero en la clasificación de su división. Debía ser todo un
espectáculo ver esa mole encarar Eau Rouge mientras peleaba en pista contra los
BMW, Audi u Honda Accord Procar. Al final aguantó hasta la décima hora y se
rompió, pero tuvo que ser digno de ver.
Yo lo máximo que he hecho es un Madrid-Tarifa en agosto, casi sin parar
y con las ventanillas abiertas porque el aire acondicionado no tiene solución.
Para volverse loco.
Espero que os haya gustado el post y os animo a dejar
opiniones y preguntas.
¡Hasta el próximo post!
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